Sergio Andrés.
Tras 24 horas de Durant, Durant y más Durant (como es normal), llega un miércoles que es, aunque aún nos cueste centrarnos en ello, previa del sexto partido de las Finales 2019. Los Raptors, tras desperdiciar una oportunidad increíble en el quinto partido, vuelan a Oakland para intentar cerrar la serie en casa de unos Warriors que aún no saben lo que es ganar en su propio pabellón en estas Finales. Un partido que, drama incluido (imposible separar a estas alturas), con que sea la mitad de la mitad de lo que fue el quinto, será fantástico. Así que...
Tras la montaña rusa emocional que fue la jornada de ayer, toca devolver las Finales a su sitio e intentar analizar cómo llegan ambos equipos y qué tienen que hacer para levantar el famoso Larry O'Brien en los próximos días.
Vamos con unas claves basadas en los últimos partidos, especialmente en un quinto encuentro que, más allá de Kevin Durant, nos dejó todo tipo de detalles.
Penalizar los cambios
Ha sido una clave desde que arrancó la serie, pero en el quinto llegó a un nuevo nivel de importancia. La defensa de los Warriors acostumbra a cambiar asignaciones sin pensar, son automatismos que limitan espacios/ventajas y llevan años funcionando al máximo nivel. Pero Toronto los está destrozando. En el quinto, los canadienses los penalizaron una y otra vez, por dentro y por fuera. Tras cambios, atacaron los emparejamientos favorables, cargaron el rebote ofensivo para conseguir posesiones extra (¡13 rebotes ofensivos!) y sacaron una barbaridad de puntos y ventajas. Sin Durant sobre la cancha no hay quinteto de la muerte y sin quinteto de la muerte los cambios no son tan efectivos. Menos aún si se encuentran sobre la cancha, por necesidad, DeMarcus Cousins, Andrew Bogut o Quinn Cook. Los Raptors tienen que seguir empujando y los Warriors tienen que intentar controlar los daños.
Controlar las faltas
Esto es una de las dos claves que más tienen que estar sacando de quicio a Steve Kerr durante esta eliminatoria. Y no me refiero a las faltas contra Kawhi cuando ha sacado ventaja, sino a la cantidad absurda de faltas que están regalando los Warriors en zonas sin peligro. Un mal emparejamiento, pies poco activos, dejadez, cansancio... Puede ser por cualquier motivo, pero la realidad es que les están haciendo un daño tremendo, porque colocan a los Raptors constantemente en el bonus y estos están anotando casi un 90% de sus intentos desde la línea de personal (el porcentaje bajó algo en el quinto). Y vale para los dos lados: regalar faltas es regalar bonus y regalar bonus es regalar puntos. A estas alturas, al enemigo ni agua.
El triple nunca falla
Probablemente, la estadística de todas las estadísticas de estas Finales. En el quinto partido, los Warriors batieron varios récords desde la larga distancia, anotando hasta 20 veces en 42 intentos. Por supuesto, terminaron llevándose el partido. Y digo que el triple nunca falla porque hasta el momento ha sido un indicador infalible del resultado final de los partidos: el equipo que ha ganado la batalla del triple se ha llevado el triunfo en los cinco primeros encuentros de las Finales.
Siempre digo que el triple humaniza a los Warriors de Steve Kerr. Si pierden la batalla son un equipo que ronda el 50%-55% de victorias en los playoffs. Pero si la ganan, ese porcentaje se dispara hasta un 85%. Imbatibles, vamos.
En los Raptors, por cierto, no estaría mal que Siakam metiera un tiro abierto. Lo ha fallado todo desde las esquinas en los últimos cuatro partidos.
¡Las pérdidas!
El problema de toda la vida de estos Golden State Warriors. Y un problema que pierde relevancia durante la temporada regular, pero te deja en evidencia en los playoffs. Hemos visto tramos desastrosos en estas Finales, y en el quinto tuvimos varios ejemplos, desde la primera parte hasta el esperpéntico final. El campo atrás, el bloqueo en movimiento de Cousins, problemas con los pases y las recepciones a una mano (defensa muy activa la de los Raptors), problemas para asegurar posición de recepción... En fin, que aquí pierden mucho los Warriors. Y que si los Raptors fueran un poco más regulares, sacarían grandes ventajas. En el cuarto partido, la diferencia entre unos y otros fue de ocho pérdidas, que se convirtieron en ocho lanzamientos más de los Raptors. Estamos en lo de siempre: hay que cuidar las posesiones.
IQ y confianza
En mi opinión, una de las grandes revelaciones de estas Finales en el caso de Toronto. La experiencia y el conocimiento del juego de jugadores como Kawhi, Danny Green o Marc Gasol ha transformado al equipo y ha permitido que compitan de tú a tú, de poder a poder, contra los campeones. Tienen que ser metódicos, golpear una y otra vez en los puntos débiles de los Warriors (tienen muchos ahora mismo...) y confiar durante 48 minutos en que pueden conseguirlo.
En el otro lado, los campeones son lo que son, y lo volvieron a demostrar en el quinto partido, sobreponiéndose a la caída de Durant y aguantando incluso el ataque devastador de Kawhi con tres minutos finales realmente mágicos. El corazón sigue latiendo y el hambre se ha multiplicado: ahora juegan para hacer bueno el sacrificio de Durant. Por si les faltaban incentivos...
Medio campeonato estará en las cabezas de ambos equipos.
¿Raptors o Warriors?
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