★ 82 partidos
Chicago. Jueves, 30 de marzo de 2023. Oficinas de los Chicago Bulls. Hay tensión en el ambiente. Jack, el último becario oficial de la franquicia, ha recibido un lacónico «gracias» cuando ha repartido los cafés en la sala de juntas. Ni una media sonrisa ha visto en las caras de los allí presentes.
Hasta el ayudante del secretario del asistente del general manager estaba serio.
No es para menos. La conversación previa había sido de las que dejan huella.
*Treinta minutos antes*.
—Señores, hay que tomar alguna determinación. DeRozan. LaVine. Vucevic. Lo que queda de Lonzo Ball. Esta plantilla tiene nombres y los nombres cuestan una pasta. No podemos hacer el ridículo. Después de que nos metiésemos en playoffs hace un año por primera vez en cinco temporadas no podemos dar tremendo paso atrás quedándonos fuera otra vez.
—Todos sabemos eso, jefe. La cuestión es que el equipo no funciona donde debe, en la pista.
—¿Y? Nosotros trabajamos aquí, no en la cancha. Esta reunión es para decidir qué hacemos para solucionar el problema que tenemos delante.
—Con todo el respeto, jefe… ¡No podemos hacer nada! Los que meten canastas son los jugadores y apenas quedan partidos ya para que nosotros podamos hacer cambios en la plantilla.
—Te equivocas. Sí podemos hacer algo. Se me ha ocurrido un plan.
Nadie responde a ese «se me ha ocurrido un plan», lo que da pie a que el general manager verbalice una frase que va a dejar la sala más helada que Castilla y León en Filomena.
—Daremos dinero a los Mavericks para que pierdan el partido del 7 de abril.
Silencio.
Más silencio.
Hasta que John reune el valor suficiente para hacer un comentario.
—¿Ha perdido la cabeza, jefe? Además de que lo que plantea es ilegal, inmoral y antideportivo, los Mavs nunca aceptarán ese plan. Ellos también están luchando por el play-in.
—Negativo, querido subordinado. Para entonces los Mavericks estarán con la soga al cuello y alguno en Dallas incluso tendrá ganas de dar un puntapié al cajón y acabar con el sufrimiento. Aceptarán nuestra propuesta.
—¿Y por qué Dallas? ¿No sería mejor ofrecer ese dinero a otro equipo con el que juguemos antes?
—No. A los Hornets los vamos a ganar. Los siguientes rivales no querrán saber nada de maletines. Y el último partido es contra la versión G League de los Pistons. El partido clave es el de Dallas y su propietario no le hará ascos a la idea. Tiene antecedentes. Reconoció que los Mavs hacían tankinghace unos años y le costó una multa por parte de Mortadelo.
***
Lunes, 3 de abril de 2023. En un hotel de Dallas.
—Hola, Mark. Agradezco que hayas venido a la cita. Lo que te voy a decir solo podía comentártelo en persona.
—Tú dirás.
—Iré directo al grano. Ya sabes que jugamos contra vosotros el viernes. Necesitamos ganar. Tenemos que ganar. No puede suceder otra cosa que no sea una victoria de Chicago. Así que aquí tienes un maletín con diez millones de dólares para que así suceda.
Mark abre los ojos como platos y a los dos segundos empieza a reírse a carcajada limpia. Cuando recupera el aliento, responde.