La NBA sigue manchándose
Otro jugador detenido. Un entrenador a disposición judicial. Vergüenza.
En el marco de una operación llamada «Nothing but Net» el FBI detuvo ayer a 34 personas, incluidas Terry Rozier (jugador Miami Heat), Damon Jones (exjugador y exentrenador asistente de los Cavs) y Chauncey Billups (entrenador Portland Trail Blazers).
A Rozier y Billups no les he puesto «ex» en sus cargos, pero poco les falta para ello.
Los tres están acusados de formar parte de una red de apuestas deportivas ilegales y partidas amañadas de póker en las que la Mafia, con mayúsculas, es un actor principal.
El fiscal de los Estados Unidos para el Distrito Este de Nueva York, Joseph Nocella Jr., calificó lo que están investigando como «uno de los esquemas de corrupción deportiva más descarados desde que las apuestas deportivas en línea se legalizaron ampliamente en los Estados Unidos».
¿Qué se supone que hizo Rozier? Entre marzo de 2023 y 2024 simular lesiones y otras diabluras para beneficiar a conocidos que apostaban sabiendo lo que iba a ocurrir. Supuestamente luego se repartían las ganancias en casa de Rozier.
¿Qué se supone que hizo Damon Jones? Avisar de que a causa de una lesión LeBron James se iba a perder un partido contra los Bucks
¿Qué se supone que hizo Billups? Participar en la organización y desempeño de partidas de póker que estaban amañadas de antemano gracias a cartas marcadas y tecnología que permitía a los tramposos ganar —Billups supuestamente entre ellos— mientras las víctimas eran desplumadas de millones de dólares.
¿Qué más se supone que hizo Billups? En el informe del FBI no se le menciona directamente, pero sería muy extraño que no fuese él quien avisó a un apostante de que en un partido de marzo de 2023 una serie de jugadores de los Blazers no iban a salta a la cancha.
Billups y Rozier se enfrentan a acusaciones que podrían enviarles a prisión durante décadas.
La NBA a lo que se está enfrentando ya es a una pérdida de credibilidad y a una gran mancha en su reputación
Todo esto es triste. Es lamentable. Es patético.
Varias reflexiones sobre ello.
No es solo el dinero
Damon Jones ganó en su carrera de jugador más de 21 millones de dólares. Billups más de 107. Rozier más de 130 y que pare de contar ya.
No se trata de que les falte dinero. No es avaricia. Solo entre la 22–23 y la 23–24, dos temporadas marcadas a fuego en las acusaciones que se formalizaron ayer, Rozier obtuvo casi 45 millones de dólares por dos años de contrato. Ya te digo yo que lo que se haya embolsado por participar en este sucio ‘trabajo’ —consistente en trabajar peor— no llegó ni a las siete cifras.
Entonces, ¿por qué?
Por vicio. Por ludopatía.
Por la adrenalina de jugar y ganar. Puro vicio.
Como el que cualquiera a pie de calle pueda tener por tantos motivos. Desbloquear el smartphone 150 veces al día para ver Instagram, Twitter o Tik-Tok. Fumarse un paquete de tabaco por jornada. Consumir alcohol de forma recurrente. Jugar a videojuegos infinitos al estilo Fortnite o FC26 online. Abrir un paquete de Donetes y terminarlo. Un litro de Coca-Cola o Monster cada 24 horas. Sin mi café de la mañana no soy nada.
Somos débiles. Los humanos estamos diseñados así. Fáciles de seducir y engañar.
La información privilegiada
Lo hemos leído y escuchado mi veces. El concejal de urbanismo que avisa a su hermana para que compre unos terrenos baldíos que se van a recalificar. El directivo de empresa que dice al grupo de amigos cuando deben comprar o vender acciones de la multinacional antes de que se presenten resultados públicos. El ministro que permite contratos con empresas afines que van a aprovecharse de sus políticas verdes, rojas o azules. El currito que se presenta a unas oposiciones que casi nadie conoce pero que ha recibido el chivatazo de alguien cercano.
La información privilegiada siempre se ha usado. Con amigos, familia, socios. A veces aunque no quieras: si te juntas con quien no debes o caes en un mal círculo puedes ser extorsionado. Te vas a lesionar en el partido del 15 de marzo sí o sí, jugador de la NBA. Si no te lesionas atente a las consecuencias.
Y cuando no es información es interés por el que también puedes ser corrompido.
Consecuencias de meter las apuestas hasta en la sopa
La NBA se abrazó a las apuestas con el fin de obtener más ingresos, algo lícito por parte de los propietarios de las franquicias y los jugadores que participan en la competición. Porque no olvidemos que en la NBA existe un convenio colectivo que los jugadores tienen que aprobar y ellos mediante su asociación en ningún momento han dicho «si hay apuestas no jugamos».
El dinero es muy goloso y no sé si todo el mundo tiene un precio, pero sí se que cualquier masa social tiene un precio. Treinta propietarios: imposible encontrar una mayoría que no quiera más dinero. Quinientos jugadores: imposible encontrar una mayoría que no quiera más dinero. Que ese dinero llegue de mejor o peor manera es otro asunto.
Ande yo caliente ríase la gente.
Así que juntamos:
Una cultura anglosajona que favorece la apuesta constante, el formar parte de esa apuesta, el implicarse con algo mediante tu dinero.
Una cobertura mediática alrededor de la NBA en la que las apuestas forman parte de la misma. Es casi imposible no ver banners relacionados con las apuestas (Fan Del, Draft Kings, ESPN Bet, etcétera) al consumir contenido NBA.
Una información privilegiada (no voy a jugar en este partido por descanso o porque me voy a lesionar; voy a conceder cinco posesiones perdidas en lugar de las dos que suelo promediar; voy a arrasar hoy porque me encuentro muy bien y el defensa que tengo delante es un manta) que puede valer mucho dinero.
Unas apuestas NBA presentes en la inmensa mayoría de información relacionada con la liga. Es tan fácil apostar y te invitan tanto a hacerlo que es complicado no participar del juego que te proponen.
Todo estaba listo para que ocurriese lo que lleva años ocurriendo. Porque esto no es de ahora. Viene de hace mucho.
Nota tangencial: si vives en España es casi imposible que no hayas escuchado eso de «pero entonces me doy de baja y no voy a trabajar». ¿Cómo que me doy de baja? Las bajas las dan los médicos, señor. Pero el fraude, la trampa y el interés personal están tan metidos en la idiosincrasia humana y la sociedad, que el raro es quien no aprovecha el sistema para beneficiarse. No nos extrañe, por tanto, lo que cuento hoy.
La ley puede al deseo
No siempre lo consigue, pero a veces sí.
Solo la legislación puede parar lo de las apuestas. En España cualquier emisión de partidos o resúmenes de LaLiga del señor Tebas tenía más publicidad de apuestas deportivas que de cualquier otro sector. Hasta que se prohibió por ley.
Olvidemos que pueda suceder algo así en Estados Unidos a corto plazo cuando vienen de una década de expansión y apertura brutales en este aspecto. Ellos han transitado el camino contrario.
El daño que hace el tanking
Cada año hay ciertos equipos a los que les conviene perder. La NBA ha tratado de mejorar el sistema para así desincentivar las derrotas, pero no podemos olvidar que el actual campeón de la liga fue bendecido gracias a dos años de tankeo descarado. Casos similares encontramos en potencias deportivas actuales o futuribles como Cleveland, San Antonio o Houston.
Perder hoy no garantiza ganar mañana. Pero ayuda a hacerlo si no eres un inútil eligiendo en el Draft o firmando contratos a jugadores.
Es por eso por lo que todos nos hemos acostumbrado a ver ciertos partidos en los que el marcador no importa. O a que se sepa de antemano que un equipo va a pasar por encima a otro. En el «todos» del principio de este párrafo incluyo a aficionados, periodistas, entrenadores, jugadores y directivos. Se normaliza. Se tolera. Se comprende y entiende.
Pero ser tan laxo y permisivo también ayuda a que el diablo alrededor de todo jugador profesional tenga más argumentos a su favor. Si este partido lo vamos a jugar mal ya que no es necesario ganar, pues que más da si lo hago peor todavía y de paso mi primo o mi socio criminal se llevan ochenta mil dólares para comprarse un coche.
Sin drama no hay paraiso
Tengo más de cuarenta años. Según cumples décadas en este mundo aprendes a relativizar. Que un equipo pierda un partido o sea eliminado en playoffs no es el fin del mundo.
Pero la posibilidad de derrota y el drama asociado a esa eventualidad es lo que vende. Es lo que nos invierte en apoyar a un equipo, jugador o prestar atención a un equipo. El otro día escribía que el curso actual suena a ultimátum para dos proyectos serios como Cavs y Knicks. Que si alguno de los dos no lo hace muy bien van a pasar cosas.
Están obligados a ganar muchos partidos en temporada regular. A llegar bastante lejos en playoffs. A plantarse en las Finales. Como mínimo uno de ellos no lo conseguirá. Hay y habrá drama.
Eso es lo que necesita el público. Sentir que los que están en pista quieren ganar a toda costa. Que hay esfuerzo al límite. Que cualquier cosa puede suceder.
Queremos integridad. Queremos que la NBA muestre con la palabra y los hechos que ya no va haber más tolerancia. No más barrer la mierda debajo de la alfombra con estos temas. No queremos más Tim Donaghys, Jontay Porters, Malik Beasleys ni Terry Rozieres.
No queremos supuestos líderes como Billups corrompiendo mientras tienen hombres bajo su mando.
Adam Silver, es tu turno. De una maldita vez.
Buen fin de semana.
—Elio



Magnífico texto con mucho en lo que pensar y mucho que hablar.
Dentro de todo el despropósito de las apuestas siempre me ha fascinado (en el mal sentido) que se pueda apostar hasta a cuántos minutos va a jugar alguien o cuantas pérdidas va a hacer. Eso es terreno abonado para la trampa y el fraude de manera perpetua. Es poner puertas al campo pero si sólo se pudiese apostar al resultado final (tanteo, diferencias,…) no estaría en mano de cualquier jugador hacer trampas.
Eso y que se pueda apostar en competiciones deportivas en las que los jugadores no ganan apenan nada o son menores de edad (hasta en juveniles de fútbol, creo). Si al menos sólo se pudiese apostar en ligas profesionales ya sería algo.
Lo digo porque prohibirlas (ojalá) es imposible, pero al menos poner un poco de mesura.
Mucho me temo que seguirán apareciendo casos en la NBA y en cualquier parte por lo que dices Elio, la adrenalina y el vicio.
PD: un golpe muy bajo lo del café de la mañana. Hasta esa parte del texto no hacía más que pensar “qué viciosa es la gente…”. 😜