Lakers fuera de playoffs y D'Angelo Russell da la puntilla
¡Hola! Aquí va la entrega del sábado de Extra nbamaniacs. Hoy que D’Angelo Russell ha mandado callar al Staples Center, Aitor aprovecha para hablar de él. Además repasamos números de los Lakers y de James Harden, que se ha ido a 61 puntos.
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La sublimación de D'Angelo Russell
Aitor Darias.
Que esta es con diferencia la mejor temporada en la carrera de D’Angelo Russell es un hecho que no sorprende a nadie a estas alturas. El de los Brooklyn Nets se ha catapultado al estrellato a base de grandes actuaciones, y se ha convertido por fin en la estrella que los Lakers vieron en él cuando lo seleccionaron en la posición número 2 del Draft de 2015. Su recital ante los Sacramento Kings, en el que encabezó una remontada de 28 puntos con el mejor partido de su trayectoria profesional, es la culminación de una racha tremenda, y hablar de él se ha vuelto ya inevitable.
Con 20,7 puntos y 6,9 asistencias por partido, Russell está firmando career highs en los dos apartados más importantes en su posición, está lanzando con más acierto que nunca, y es líder indiscutible de uno de los equipos revelación del campeonato. Su convocatoria para el All-Star Game en sustitución de Victor Oladipo cayó por su propio peso, consecuencia del trabajo bien hecho y de los resultados logrados. Visto con perspectiva, casi sorprende lo que poco sorprendente que fue. ¿O imaginaba alguien a D’Angelo siendo All-Star a principios de temporada?
No obstante, a estas alturas de curso, decir todo esto es no decir nada. Que la llegada a Brooklyn y la madurez le han sentado bien es casi una obviedad, por lo que, para valorar mejor su temporada, es necesario hacer un análisis más profundo de su juego y su evolución.
Confianza a raudales
Ver jugar a Russell es a ratos una auténtica gozada. Su calidad para esto nunca ha sido puesta en cuestión, pero la seguridad que transmite actualmente sí que le era más desconocida en años anteriores. En sus botes, fintas, eligiendo tiros, arriesgando en el pase… D’Angelo está exultante, y la suma de talento y confianza tiende a ser una combinación ganadora.
Esto no se limita solo a las sensaciones, pues la estadística avanzada nos ayuda a entender mejor a qué se debe la explosión del base. El de Brooklyn se siente líder del equipo y ejerce como tal, atacando más que nunca en uno contra uno y lanzando más que nunca sin asistencia previa, especialmente de tres. Más del 70% de sus tiros de campo y más del 44% de sus triples (un 9% más que la temporada pasada) llegan de esta forma, y van acompañados de una efectividad nunca antes vista en él (43,2% en tiros de campo, 36,6% en triples). Esto denota dos elementos importantes: un mayor descaro a la hora de buscarse sus propias situaciones, y una notable mejoría en el tiro exterior tras bote.
Sin embargo, esto no quiere decir que haya reducido sus intentos de atacar el aro. El 37,5% de sus puntos en juego llegan en la pintura, algo que, pese a estar lejos de poseer un físico portentoso, consigue a base de habilidad y un buen uso del cuerpo. Es experto en esconder el balón, tanto a través de su bote como alejándolo de posibles taponadores cuando finaliza en bandeja, lo que le convierte en una amenaza para la defensa en prácticamente todos los sentidos.
Con todo, esta última faceta es una de las que más margen de crecimiento le ofrece, pues Russell sigue siendo un jugador poco propenso a buscar el contacto. Esto se traduce en solo 2,5 intentos desde el 4,60, una cifra bastante pobre para un jugador con su importancia en el equipo y su magnitud de tiro. Con algo más de agresividad o aprendiendo a esconder el balón sin rehuir el contacto, las faltas personales podrían permitirle rondar los 25 puntos por partido, una cifra reservada ya para la élite de la NBA.
Por último, es necesario destacar también su crecimiento en el cuidado del balón. Pese a tenerlo cada vez más tiempo en sus manos, su nivel de pérdidas es cada vez más reducido, y su capacidad para tomar decisiones y ejecutarlas con precisión es también notablemente superior. De hecho, su ratio de asistencias por cada pérdida ha crecido de 1,69 hasta 2,31, cifra equiparable a la de otros grandes bases de la liga, y aún cabe esperar cierto crecimiento con el paso de las temporadas.
‘Ice in my veins’
Pero si uno quiere ser líder, debe demostrarlo en los momentos decisivos, y ahí D’Angelo tampoco falla. Nadie en los Nets anota más que él en el clutch (últimos 5 minutos con una diferencia en el marcador de 5 puntos o menos), algo que hace, de nuevo, explotando su habilidad en el uno contra uno. Más del 80% de sus tiros de campo (y el 66,7% de sus triples) en este tramo llegan sin asistencia, y sus porcentajes de acierto justifican que así sea, pues Russell anota 47,4% de sus lanzamiento cuando el balón quema, y, si bien suele ser Dinwiddie el encargado de asumir la responsabilidad en estas situaciones, no es extraño verle rematar finales apretados.
El choque ante los Kings es el ejemplo más reciente, pero hay más. A finales de diciembre, uno de sus triples sentenció el encuentro ante los Lakers en el Barclays Center, y hace menos de un mes emergió con 10 puntos en los últimos 2 minutos para sumar un vital triunfo en Charlotte. Su celebración “Ice in my veins”, llevándose la mano a las venas de su brazo izquierdo, comienza a convertirse en un clásico, y ahora que se encamina a su primera presencia en playoffs es posible que veamos a esa sangre fría dar un susto a alguno de los grandes del Este.
Hogar, agridulce hogar
Con toda esta evolución a sus espaldas, D’Angelo Russell volvió anoche al Staples Center para jugar en la que fue su casa durante sus dos primeras temporadas. El de los Nets no solo guió a su equipo con 21 puntos y 13 asistencias, sino que se encargó de poner la puntilla a la desastrosa temporada de unos Lakers que hicieron matemática su ausencia en playoffs. Fue además la primera victoria para él como visitante allí, donde había caída tanto ante los propios Lakers como ante los Clippers.
A día de hoy, su traspaso a Brooklyn hace año y medio parece un desastre de los angelinos, pero sería injusto calificar el movimiento únicamente desde la perspectiva actual. El base había terminado su año de sophomore sin explotar (y quizás no lo habría hecho de seguir en Los Ángeles), los Lakers iban a hacerse con Lonzo Ball en el Draft, y la posibilidad de incluir a Mozgov en el trade vaciaba notablemente su salary cap. Fue un riesgo que, al menos de momento, ha dejado un balance negativo, y sin duda esta noche Russell tratará de hacer que su ex franquicia se arrepienta un poco más.
Los 61 puntos de Harden
Elio Martínez.
¿Será Harden el MVP? Meritos está haciendo, desde luego. Anoche dio un festival ante San Antonio con un principio y final de partido antológicos, pero ahora nos centramos en los números.
A nivel NBA su temporada es histórica:
4º jugador con al menos 8 partidos de +50 puntos.
4º jugador con al menos 2 partidos de +60 puntos.
2º jugador con al menos 6 partidos de +55 puntos.
Su nivel ofensivo está siendo el de Wilt, Jordan y Kobe, los únicos antes de él que habían terminado una temporada con al menos dos partidos de +60 puntos. Estadística de NBA Stats acerca de partidos de +60 puntos en una temporada:
15: Wilt Chamberlain (‘61-62)
9: Wilt Chamberlain ('62-63)
2: Wilt Chamberlain (3x)
2: Michael Jordan ('86-87)
2: Kobe Bryant ('05-06)
2: Kobe Bryant ('06-07)
2: James Harden ('18-19)
En el total de partidos de +60 puntos:
Wilt, 32
Kobe, 6
Jordan, 4
Baylor, 3
Harden, 3
Desde que NBA y ABA se fusionaron en 1976/77, partidos de +40 puntos:
Jordan, 37
Kobe, 27
Harden, 27
Bonus final: ya es el 10º máximo triplista de la historia, será 9º en uno o dos partidos y el año que viene por estas fechas, salvo lesión, será 5º.
Los Lakers siguen igual o peor
Tres datos sobre la pésima temporada de los Lakers: 31-41, peor que hace un año (¡cuando no estaba LeBron!); 25-27 con LeBron en pista (ojo con esto); 3-14 tras el All-Star, segundo peor equipo NBA.
La última vez que LeBron James no jugó unas Finales fue la última vez que los Lakers ganaron el anillo, en 2010. Juntarse no le ha servido a los Lakers y a LeBron le deja sin playoffs por primera vez desde que era novato en 2004.
¿Nos leerás mañana?
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